lunes, 30 de abril de 2018

EL PADRE MÉRAMO ESTÁ EQUIVOCADO Y ESTÁ HACIENDO UN DAÑO GIGANTESCO - Padre Fernando Altamira

RESPUESTA DEL PADRE ALTAMIRA AL PADRE MÉRAMO
EL PADRE BASILIO MÉRAMO ESTÁ EQUIVOCADO
El Padre Basilio está equivocado, y él no cesa, ni —creemos- cesará, de hacer un daño gigantesco, daño en general, daño a mí mismo, y mucho más daño aún es el que hace al Padre Pío Vázquez, y lo hace “gratis”, porque no tiene razón”. […] Lo cual parce algo diabólico y satánico
Hace unos 10 días vino a verme alguien muy cercano al Padre Basilio Méramo para hablar conmigo con motivo de las acusaciones que está lanzando el padre con motivo y “contra” la reciente ordenación sacerdotal del Padre Pío Vázquez, de manos de Monseñor Andrés Morello, todo ello en relación a la línea de sucesión apostólica proveniente de Mons. Thuc. Esta persona concluyó que el Padre Altamira tenía razón y que el Padre Basilio estaba equivocadoIras del Padre Basilio por este motivo, pocos días después él ha dicho públicamente contra uno de mis argumentos en la charla con esa persona, que es lo que pondremos más abajo.
Hablando ahora en general, este tema sobre Mons. Thuc es muy viejo: Comenzó a discutirse en la década de los 80′, siguió durante los 90′, y ya mucho se ha dicho. Se puede decir que nada nuevo se aporta, y que se repiten básicamente los mismos argumentos que comenzaron a esgrimirse desde entonces, ¡y ya han pasado 35 años! (si es que hemos hecho bien el cálculo).
Para poder mostrar cómo se resuelve el tema en cuanto a la validez de las consagraciones episcopales realizadas por Mons. Thuc, el pasado año 2017, he entregado a nuestros fieles dos trabajos. El primero fue entregado en mayo del año pasado, cuyo nombre es “Consagraciones Episcopales”. El segundo, más breve, pero más específico en cuanto a los problemas actuales, “Objeción a las Consagraciones Episcopales de Monseñor Thuc”, fue entregado en diciembre del año pasado. En este último, entre los argumentos que hay allí y que charlábamos con esa persona, yo comparo la acusación que existe contra nuestro querido fundador Mons. Lefebvre, con las acusaciones que existen contra Mons. Thuc, no porque dichas acusaciones sean las mismas, sino porque la solución (desarrollo) que da la Teología frente a estos problemas es exactamente la misma y se da en total paralelo.
¿Y qué es lo que dijo el Padre Basilio? “¡Cómo va a comparar el Padre Altamira un loco [refiriéndose a Mons. Thuc] con un masón [refiriéndose a quien hizo sacerdote y después obispo a Mons. Lefebvre]!”. Respondemos: Falso; y decir algo así es una deshonestidad. Es el Padre Basilio el que llama “loco” a Mons. Thuc, y no lo prueba. “El Padre Altamira” compara: 1) Un acusado de acciones graves en lo referido a los sacramentos y otros —ver abajo-: i.e. Mons. Thuc, con 2) un acusado de acciones graves en lo referido a la Masonería: i.e. Mons. Lienart, que es quien hizo sacerdote y después obispo a nuestro fundador; y esto que yo hago allí no es lo mismo que aquello que dice el Padre Basilio Méramo.
Veamos un poco más las dos acusaciones:
La acusación que existe contra Mons. Lefebvre es que —como decíamos recién- Mons. Lienart, quien lo hizo sacerdote y después obispo, era “masón”, y como la Masonería es enemiga de la Iglesia Católica, “obviamente —dicen algunos- que un masón va a querer hacer inválidas esas ceremonias para perjudicar a la Iglesia, y por lo tanto hay por lo menos dudas en cuanto a la validez del sacerdocio y del obispado de Mons. Lefebvre, y todas las consecuencias que de allí se siguen con los sacerdotes y obispos derivados de él” [aclaremos que el momento que interesa es el del sacerdocio de Mons. Lefebvre, pues al momento de ser obispo había otros dos co-consagrantes].
La acusación que existe contra Mons. Thuc es por haber dado “el sacramento del orden” (sacerdocio, episcopado) a candidatos indignos y a herejes de los “Viejos Católicos”; el haber creído en apariciones; el haber celebrado la misa moderna; y el haber pedido perdón ante la llamada Iglesia Moderna. Todas acciones muy graves y que nadie puede aprobar; pero el punto aquí no es la gravedad de dichas acciones, sino si, desde allí, se puede plantear una duda positiva en cuanto a la validez por el estado de las facultades mentales de este obispo.
Las acciones graves de un sacerdote o de un obispo, de por sí, no son lo mismo que la invalidez o la duda en cuanto a los Sacramentos que administra. Un pecado mortal de un sacerdote (que evidentemente es gravísimo y no se puede aprobar) no invalida per se la administración de los Sacramentos; inclusive la herejía (tal vez el máximo pecado mortal) no invalida de por sí (per se) los Sacramentos: Se puede dar como ejemplo el caso de los herejes Ordodoxos Rusos, los cuales son herejes sin duda, y a pesar de eso tienen los Siete Sacramentos válidos (U!). Estas cosas son muy básicas en Teología, es el ABC de los Sacramentos, y todos los sacerdotes las sabemos, o deberíamos saberlo; sin embargo, ellas pueden impresionar al feligrés laico, pues él no tiene formación en estos temas.
En diciembre pasado, con motivo del trabajo arriba reseñado, “Objeción a las Consagraciones Episcopales de Monseñor Thuc” [ver AQUÍ], discutimos personalmente con el Padre Basilio Méramo en su propio apartamento. Recuerdo casi literalmente lo que él me dijo: “Bien su defensa sobre Mons. Lefebvre por «la Masonería de Mons. Lienart», pero no se aplica para Mons. Thuc, porque Mons. Thuc estaba loco”. Yo le respondí: “No, padre. Usted infiere que Mons. Thuc estaba loco, pero usted tiene que probar que él estaba loco”. Mas el padre tiene una especie de cerrazón u obsesión con el tema, y nadie le puede hacer salir de “la locura de Mons. Thuc”, lo cual parece —devolviendo las palabras que él usó en mi contra- algo “diabólico, satánico. Remarcamos: Las puras acciones malas, ut sic (en sí y en cuanto tales), no son prueba de locura, sino de lo que ellas son: Acciones malas. Aunque, repetimos, nadie puede aprobarlas.
En cuanto a los dos presupuestos, Masonería y las acciones graves ut supra: Hablando sobre Mons. Lefebvre, yo le decía al padre que no he visto que las pruebas de “la Masonería de Mons. Lienart” sean claras y fehacientes, a lo que el Padre Basilio respondió que era un hecho que Mons. Lienart era masón. Hablando del otro caso, también existen dudas sobre la verdad de varias de las acusaciones contra Mons. Thuc (por ejemplo: en el tema de algunos herejes “Viejos Católicos”[ aquí sobre las calumnias a mons. Thuc]. Pero los sacerdotes debemos ser capaces de explicar qué ocurre “en el peor escenario”. Por eso, yo manifestaba en el trabajo que acabamos de mencionar (“Objeción a las Consagraciones Episcopales de Mons. Thuc”) que yo no iba a entrar a ver y a analizar si en todos los casos acusados están las pruebas, y creemos que ellas no están en todos los casos, pero que -decía en dicho texto- a ello lo daríamos “como algo dado”, y a partir de allí explicaríamos, según la Teología, qué es lo que ocurre y cómo se resuelve. La duda puramente hipotética, por la posibilidad (hipótesis) de que Mons. Thuc estuviera loco, o por la posibilidad (hipótesis) de que “el masón” Mons. Lienart hubiera hecho inválida la ordenación de Mons. Lefebvre, genera cuanto mucho una duda que en teología se llama “negativa”; mas para privarse de recibir sacramentos o para no recurrir a un determinado sacerdote u obispo, debe haber duda POSITIVA, es decir, la basada en pruebas y no en la pura posibilidad o conjetura o hipótesis. “Pero cómo no va haber la duda y la posibilidad de que un masón —Mons. Lienart- haga algo inválido, si los masones odian a la Iglesia Católica. Pero cómo no va a haber la duda y la posibilidad de que Mons. Thuc estuviera loco al hacer esas acciones tan graves”; respondemos: Claro que cabe la posibilidad (la hipótesis) de que un masón haga algo inválido; claro que cabe la posibilidad (la hipótesis) de que alguien haga acciones malas por estar loco; pero eso, en ambos casos, debe ser probado (prueba positiva) y no solamente argüido, pues el solo hecho de la Masonería no es suficiente para argumentar la duda positiva, y el solo hecho de las acciones graves no es suficiente para argumentar la duda positiva por locura, en ambos casos hay que agregar otros principios probatorios (ver este desarrollo en el texto del trabajo reseñado).
Y esto es lo que he explicado en el mencionado texto con algo más de detalle y junto a otros argumentos.
Vean allí, y lean entonces dicho trabajo, en el cual creemos que está bien claramente explicado todo este asunto. El Padre Basilio está equivocado, y él no cesa, ni —creemos- cesará, de hacer un daño gigantesco, daño en general, daño a mí mismo, y mucho más daño aún es el que hace al Padre Pío Vazquez, y lo hace “gratis”, porque no tiene razón.
Enviamos nuevamente el trabajo aludido junto con estas palabras.
Saludamos a todos en María Santísima. 
Padre Fernando Altamira 
(Bogotá, 29 de abril de 2018)
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