viernes, 23 de diciembre de 2016

¡CÓMANSE ESTA! FRANCISCO APUNTA A LA "RESISTENCIA MALICIOSA" QUE ACUSA Y SE ESCONDE DETRÁS DE LAS TRADICIÓNES!

¡Cómanse esto!


Parece que los partidarios de el dubia han obtenido su respuesta. Hoy, 22 de diciembre de 2016, Francisco dio su discurso anual de Navidad a la Curia romana, siempre cargado con fuegos artificiales. Esta  ocasión no fue la excepción.


El foco principal del discurso de este año, fue la reforma en curso de la Curia romana, que él comparaba con una "operación quirúrgica". Hizo una lista de doce principios que guían su reelaboración del aparato del Vaticano: el individualismo; preocupación pastoral; espíritu misionero; organización clara; un mejor funcionamiento; modernización; sobriedad; subsidiariedad; sinodalidad; catolicidad; profesionalismo; y el gradualismo.

Sin embargo, a donde verdaderamente apuntaba su humeante revolver era a las observaciones que precedieron a la enunciación de estos doce principios. En lo que obviamente fue una alusión a la dubia sobre  la controversia acerca de Amoris Laetitia, Francisco arremetió contra varios tipos de "resistencia" a sus esfuerzos, en especial la que calificó de "maliciosa", e incluso recordó un evento llamado el  Primer Concilio Vaticano (1869 -70) , que definió la primacía papal y la infalibilidad. Aprovechó la ocasión para recordar amabilemente a sus adversarios, que como (supuesto) Papa, posee poderes "singulares, ordinarios, plenos, supremos, inmediatos y universales" yque por lo tanto, se le debe "obediencia incondiciol." (Cuando se trata del apóstol del infierno Hans Kung, Francisco es un poco más indulgente, por supuesto.)
No hay duda de que en la Curia el significado de la re-forma puede ser doble: en primer lugar hacerla con-forme «a la Buena Nueva que debe ser proclamada a todos con valor y alegría, especialmente a los pobres, a los últimos y a los descartados»; con-forme a los signos de nuestro tiempo y de todo lo bueno que el hombre ha logrado, para responder mejor a las necesidades de los hombres y mujeres que están llamados a servir; al mismo tiempo, se trata de que la Curia sea más con-forme con su fin, que es el de colaborar con el ministerio específico del Sucesor de Pedro («cum Ipso consociatam operam prosequuntur», dice el Motu Proprio Humanam progressionem), es decir, apoyar al Romano Pontífice en el ejercicio de su potestad única, ordinaria, plena, suprema, inmediata y universal. [9]
En consecuencia, la reforma de la Curia Romana se orienta eclesiológicamente: in bonum e in servitium, igual que el servicio del Obispo de Roma, según una significativa expresión del Papa san Gregorio Magno, recogida en el tercer capítulo de la Constitución Pastor Aeternus del Concilio Vaticano I: «Mi honor es el de la Iglesia universal. Mi honor es la fuerza sólida de mis hermanos. Me siento muy honrado, cuando a cada uno de ellos no se le niega el debido honor»
...........................
 La reforma de la Curia no se lleva a cabo de ningún modo con el cambio de las personas ?que sin duda sucede y sucederá?[15] sino con la conversión de las personas. En realidad, no es suficiente una «formación permanente», se necesita también y, sobre todo, «una conversión y una purificación permanente».  Sin un «cambio de mentalidad» el esfuerzo funcional sería inútil.
En este camino es normal, incluso saludable, encontrar dificultades que, en el caso de la reforma, se podrían presentar según diferentes tipologías de resistencia: las resistencias abiertas, que a menudo provienen de la buena voluntad y del diálogo sincero; las resistencias ocultas, que surgen de los corazones amedrentados o petrificados que se alimentan de las palabras vacías del gatopardismo espiritual de quien de palabra está decidido al cambio, pero desea que todo permanezca como antes; también están las resistencias maliciosas, que germinan en mentes deformadas y se producen cuando el demonio inspira malas intenciones (a menudo disfrazadas de corderos).
Este último tipo de resistencia se esconde detrás de las palabras justificadoras y, en muchos casos, acusatorias, refugiándose en las tradiciones, en las apariencias, en la formalidad, en lo conocido, o en su deseo de llevar todo al terreno personal, sin distinguir entre el acto, el actor y la acción.
La ausencia de reacción es un signo de muerte. Así que las resistencias buenas ?e incluso las menos buenas? son necesarias y merecen ser escuchadas, atendidas y alentadas a que se expresen, porque es un signo que el cuerpo esté vivo.
Todo esto manifiesta que la reforma de la Curia es un proceso delicado que debe ser vivido con fidelidad a lo esencial, con un continuo discernimiento, con valentía evangélica, con sabiduría eclesial, con escucha atenta, con acciones tenaces, con silencio positivo, con firmes decisiones, con mucha oración - con mucha oración, con profunda humildad, con clara visión de futuro, con pasos concretos hacia adelante e incluso ?cuando sea necesario? retrocediendo, con voluntad decidida, con vibrante vitalidad, con responsable autoridad, con total obediencia; pero, en primer lugar, abandonándose a la guía segura del Espíritu Santo, confiando en su necesaria asistencia. Por esto, oración, oración, oración. (Saludo de Francisco a la Curia del Vaticano por Navidad 2016" , Vatican.va , de 22 de diciembre, de 2016)
Notemos, que Francisco sólo dice que los casos de resistencia "merecen ser escuchados" - no dice nada acerca de responder a ellos. Para aquellos de nosotros que hemos podido leer entre líneas cada vez que Francisco abre la boca, esto es muy revelador. Si bien afirma que las resistencias son necesarias y merecen ser escuchadas, atendidas y alentadas, pues son signo de que el cuerpo está vivo, se supo que "hirvió de rabia" al enterarse de que el  dubia que se había negado a contestar, se había hecho público en noviembre. 

Relativamente hablando, el resto del discurso de Navidad no fue muy significativo. Naturalmente, pidió una mayor incorporación de los laicos. "especialmente en los mismos Dicasterios donde pueden ser más competentes que los clérigos o personas consagradas", y de la mujer en particular", con especial atención a la interculturalidad". Obviamente.

Su afirmación de que "el objetivo principal de todas las formas de servicio en la Iglesia es llevar la Buena Nueva hasta los confines de la tierra" no fue más que un hipócrita boca para afuera, ya que él  siempre que se presenta la oportunidad se niega obstinadamente  a hacer precisamente eso.

Con esta última discurso Bergogliano, parece que la pelota está nuevamente en la cancha de los  partidarios del dubia.

Hagamos más palomitas de maiz